jueves, 8 de julio de 2010

VENTANA

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Hoy realizamos una dinámica relacionada con la planificación de distintas actividades que desarrollamos por estos días: organizar una fiesta de 15, un campamento estudiantil o un campeonato deportivo.
Divididos por grupos completamos unas hojas con las etapas y leímos cada una: conocer, organizar, llevar a cabo y evaluar.
En cada etapa hicimos un paralelo con el proyecto pensando en el hospital, siempre en la medida de lo posible.
Algunos de los aspectos trabajados son:

  • Diagnóstico: Sea fiesta o campamento comparando con el hospital: pensarlo para el otro, que le guste al destinatario, que sea seguro para los padres y los chicos que van (por ser una actividad fuera de la escuela, por ser un hospital, etc.)
  • Planificación: etapa divertida para algunos y tediosa o de desesperación para otros. Es necesario planificar con tiempo.
  • Ejecución: Nada mas que realizar lo planificado.
  • En la evaluación coincidimos en tener en cuenta:
    - lo que salio bien y mal;
    - que se puede cambiar para otras salidas;
    - conducta de los alumnos;
    - satisfacción del destinatario.

Carola comenta que nadie tuvo en cuenta el proceso, a la hora de evaluar solemos mirar el resultado y el proceso es importante, de nada sirve un grupo peleado y desarmado con un evento brillante. También hablamos sobre la circularidad de las etapas, ya que la evaluación, por ejemplo, está presente en todas, etc. También trabajamos con la dinámica de los 9 puntos. Nos sirvió para reflexionar sobre la actitud ante los problemas, ya que un proyecto puede convertirse en un problema también. La forma de resolver los problemas es siendo lo más creativos posibles, muchas veces no logramos salir del problema porque nos quedamos con la primera impresión. Dijeron algunos que suelen quedarse con la imagen exterior del otro y vimos que hay un adentro que no siempre se ve.
Comparamos esto con los pacientes, se puede ver a una persona internada, muy desvalida y sin embargo estar muy viva y brillante por dentro.

Para cerrar compartimos un cuento que tiene que ver con dos hombres en un hospital.

La ventana

Dos hombres, ambos enfermos de gravedad, compartían el mismo cuarto del hospital.
A uno de ellos se le permitía sentarse durante una hora en la tarde, para drenar el líquido de sus pulmones. Su cama estaba al lado de la única ventana de la habitación.
El otro tenía que permanecer acostado de espaldas todo el tiempo.
Conversaban incesantemente todo el día y siempre hablaban de sus esposas y familias, sus hogares, empleos, experiencias durante sus servicios militares y sitios visitados durante sus vacaciones.
Todas las tardes el paciente ubicado al lado de la ventana se pasaba el tiempo relatándole a su compañero de cuarto lo que veía. Con el tiempo, el compañero acostado de espaldas -que no podía asomarse a la ventana- se desvivía por esos períodos de una hora durante los que se deleitaba con los relatos de las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana, según su compañero, daba a un parque con un bello lago. Los patos y cisnes se deslizaban por el agua mientras los niños jugaban con sus botecitos a la orilla. Los enamorados se paseaban tomados de la mano entre las flores multicolores, en un paisaje con árboles majestuosos. En la distancia se divisaba una bella vista de la ciudad.
A medida que el paciente cerca de la ventana describía todo esto con detalles exquisitos, su compañero cerraba los ojos e imaginaba un cuadro pintoresco.
Una tarde le describió un desfile que pasaba por el hospital y aunque él no pudo escuchar la banda, lo pudo ver a través del ojo de la mente mientras su compañero se lo describía.
Pasaron los días y las semanas y una mañana, la enfermera al entrar para el aseo matutino, encontró el cuerpo sin vida del paciente cuya cama estaba cerca de la ventana. Parecía haber expirado tranquilamente, durante su sueño.
Con mucha tristeza, avisó para que trasladaran el cuerpo. Al día siguiente, el otro paciente pidió que lo trasladaran cerca de la ventana. A la enfermera le agradó hacer el cambio y luego de asegurarse de que estaba cómodo, lo dejó solo.
Con mucho esfuerzo y dolor, se apoyó de un codo para poder mirar al mundo exterior por primera vez. Finalmente tendría la alegría de verlo por sí mismo.
Se esforzó para asomarse a la ventana y lo que vio fue la pared del edificio de al lado.
Confundido y entristecido, le preguntó a la enfermera qué sería lo que animó a su difunto compañero de cuarto a describir tantas cosas maravillosas que dijo haber visto a través de la ventana.
La enfermera le respondió que el señor era ciego y no podía ver ni la pared de enfrente.
Ella dijo:
- Quizás solamente deseaba animarlo a usted...

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